Coronavirus

China amplía restricciones por el COVID y disturbios en fábrica de Apple se suman a preocupaciones


Un trabajador de prevención de epidemias con traje de protección vigila la entrada de un edificio de oficinas en el Distrito Central de Negocios mientras continúan los brotes de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Pekín, China. 23 de noviembre

 

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Por Bernard Orr

PEKÍN, 23 nov (Reuters) — Las autoridades chinas impusieron el miércoles más restricciones para frenar el rápido aumento de las infecciones por COVID-19, lo que aumenta la preocupación de los inversores por la economía, al tiempo que nuevos disturbios en la mayor fábrica de iPhone del mundo ponen de manifiesto el coste social y financiero de estas restricciones.

En toda China, ciudades como la capital, Pekín, y el centro financiero, Shanghái, han cerrado centros comerciales y parques y han impuesto límites a la circulación de las personas que llegan de otros lugares, a medida que las infecciones se acercan a los máximos históricos registrados por última vez en abril.

Las medidas están ensombreciendo las perspectivas de la segunda economía mundial y desalentando las esperanzas de que China vaya a suavizar de forma significativa su política sobre el coronavirus en un futuro próximo.

«Aunque hay pocas perspectivas de que las autoridades opten por dar un paso atrás en la política de ‘cero contagios’ durante el invierno, existe un riesgo significativo de que los esfuerzos de contención fracasen», escribieron los analistas de Capital Economics en una nota.

Tal fracaso podría dar lugar a más confinamientos que causarían un daño sin precedentes a la economía, añadieron los analistas.

Las restricciones frente al COVID-19 en China, las más estrictas del mundo, han alimentado el descontento en todo el país y han afectado a la producción de varios fabricantes, como la taiwanesa Foxconn (TW:2354), el mayor proveedor de iPhone de Apple Inc (NASDAQ:AAPL).

El miércoles, escenas emitidas en directo en redes sociales mostraron a personas que se describían a sí mismas como trabajadores de Foxconn derribando barreras y luchando contra las autoridades con trajes de protección, al tiempo que coreaban «dennos nuestra paga». Los disturbios se producen tras semanas de agitación en las que decenas de empleados han abandonado la fábrica por los controles del COVID-19.

REBROTES

A pesar de que las cifras de infección son bajas en comparación con los estándares mundiales, China se ha mantenido en su enfoque de «cero contagios», una política emblemática del presidente Xi Jinping que, según las autoridades, salva vidas y evita que el sistema médico se vea desbordado. Hasta el martes, había 28.883 nuevos casos de transmisión local, según datos oficiales.

Los residentes están cada vez más hartos de casi tres años de restricciones y la protesta del miércoles en la fábrica de Foxconn en Zhengzhou se produce semanas después de que imágenes en redes sociales, ahora borradas, mostraran a multitudes rompiendo barreras y enfrentándose a trabajadores vestidos con trajes de protección en la ciudad sureña de Cantón.

El aumento del número de casos también está poniendo a prueba la determinación de China de evitar medidas únicas como los confinamientos masivos para frenar los brotes y confiar en las normas frente al COVID-19 recientemente modificadas.

Sin embargo, se han incrementado los confinamientos no oficiales, incluso en edificios residenciales y complejos de Pekín, donde el número de casos alcanzó un nuevo máximo el martes. Las autoridades han cerrado centros comerciales, parques y museos, y han instado a los residentes de ciertos barrios a no salir, convirtiendo la capital, habitualmente animada, en una ciudad fantasma.

En Shanghái, una ciudad de 25 millones de habitantes que estuvo confinada durante dos meses a principios de este año, la principal asociación automovilística de China dijo el miércoles que cancelaría el segundo día de la Cumbre sobre el Desarrollo de la Industria Automotriz en el Extranjero que se celebraba allí por las preocupaciones del COVID-19.

Las autoridades también anunciaron nuevas restricciones a la entrada de personas, mientras que Chengdú, con 428 casos el martes, se convirtió en la última ciudad en anunciar la realización de pruebas masivas.

Chongqing y Cantón, los principales centros de producción, llevan varios días registrando cifras elevadas de infecciones y representan la mayor parte del número de casos de China. Los casos en Cantón descendieron ligeramente el martes, hasta los 7.970, y las autoridades han dicho que los casos siguen concentrándose en zonas clave del distrito de Haizhu.

Los inversores, que la semana pasada tenían la esperanza de que China aliviara pronto las restricciones, ahora están preocupados por la posibilidad de que la última oleada de infecciones frene la reapertura económica. Muchos analistas afirman que es improbable una reapertura significativa antes de marzo o abril.

«Las próximas semanas podrían ser las peores en China desde las primeras semanas de la pandemia, tanto para la economía como para el sistema sanitario», dijeron los analistas de Capital Economics.

(Información de las redacciones de Pekín y Shanghai; escrito por Bernard Orr; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)

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