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El sector químico español prevé incrementar hasta un 3 % la producción este año


El sector químico español prevé incrementar hasta un 3 % la producción este año

Barcelona, 28 may (.).- El sector químico español está recuperando ritmo de producción respecto a 2022, cuando algunas plantas pararon por los precios de la energía, y prevé acabar el año con un aumento de hasta el 3 %, aunque las incertidumbres siguen ahí ya que el coste del gas y la luz continúa «mermando» su competitividad.

Este es el escenario que ha dibujado el director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), Juan Antonio Labat, en una entrevista con EFE realizada en el marco de la celebración en Barcelona del 30 de mayo al 2 de junio del salón de la industria química Expoquimia.

INCREMENTO DE LA PRODUCCIÓN DEL 2,5-3 %

«En el segundo trimestre del año esperamos que continúe la recuperación de la química básica (la más dependiente del precio de la energía). La previsión ahora es alcanzar un crecimiento de todo el sector al final del año del 2,5-3 % de la producción», ha señalado.

El sector químico español cerró 2022 con un incremento de la cifra de negocio del 17,6 % hasta los 90.835 millones de euros, debido sobre todo al efecto de los precios, aunque la producción se mantuvo plana respecto a 2021, cuando el sector había conseguido aumentar su capacidad productiva un 5,9 %.

La caída no fue homogénea en todo el sector y se concentró en especial en la química básica, mientras que la farmacia y la química de consumo continuaron creciendo.

La recuperación de la producción hace augurar ahora a Labat que este 2023 volverá a registrarse un incremento de las exportaciones, que llegaron en 2022 a los 60.000 millones de euros en valor, lo que confirma al sector químico como el primer exportador industrial en España.

EL PRECIO DE LA ENERGÍA IMPACTA EN LA .PETITIVIDAD

Pese a estas previsiones optimistas, Labat advierte de que el precio del gas, pese a estabilizarse, sigue alto, muy por encima del de antes de la pandemia, mientras que el de la electricidad «ha mejorado pero no lo suficiente». Además, ha señalado como otro desafío el alza de los derechos de emisiones de C02.

La demanda actual de productos químicos, que admite es «alta», tranquiliza al sector de cara a este 2023, aunque el panorama es más incierto a medio y largo plazo: «Vendemos mucho en el mercado internacional. El problema será cuando la demanda se reduzca y solo puedan vender los que tengan los precios más competitivos».

Esta razón es la que explica las críticas de la patronal química española a la propuesta de la Comisión Europea de reforma del mercado energético.

El director general de la patronal Feique cree que es «insuficiente» porque contempla ajustes «que no van a cambiar a corto y medio plazo el mercado» y, en consecuencia, «no nos permitirá tener una industria más competitiva».

ALEGACIONES A LA REFORMA DEL MERCADO ENERGÉTICO

La patronal va a presentar alegaciones en las que propondrá un contrato bilateral, que contemple un precio fijo para toda la industria -ahora debe ir al mercado libre para cubrir el 80 % de sus necesidades-, y un mecanismo para limitar el impacto de los derechos de emisión de CO2.

Labat ha lamentado que, mientras la Comisión Europea elabora reglas para todo el mercado europeo, Francia cuenta desde hace tiempo con un mecanismo («una tarifa B») que le permite «soslayarlas», y Alemania se plantea ahora echar mano de ayudas directas a su industria para hacer frente al sobrecoste energético.

El representante de la patronal química española es crítico con el establecimiento de un sistema de ayudas públicas para garantizar la competitividad de la industria europea.

«Nos parece demoníaco mantener la competitividad de tu sector industrial a base de subvenciones. Es una muerte anunciada. Hay que diseñar un modelo de mercado que permita a los generadores obtener sus beneficios y a los consumidores industriales que somos los clientes seguir en el mercado», ha señalado.

En esta línea, ha subrayado que las subvenciones deben servir para lanzar nuevos proyectos, nuevas tecnologías o apoyar inversiones estratégicas, pero no «para sostener la actividad industrial europea». «Las subvenciones se acabarán un día u otro y las deudas no las podremos afrontar, y tendremos una Europa desindustrializada», ha sostenido.

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