Visión del mercado

Los inversores exitosos no se preocupan por lo que hacen los demás

Hay que estar a las uvas y a las maduras y si tienen confianza, aguantar la posición. «Los inversores exitosos no se preocupan por lo que hacen los demás Tienen un plan al que se apegan, en las buenas o en las malas. Realizan un seguimiento del progreso hacia sus objetivos y tratan de mejorar todo el tiempo, señala Dividend Growth Investor@DividendGrowth. «Los especialistas en Bolsa llevan muchos años destacando la necesidad de estar dentro del mercado si eres un inversor y bolsista de los de verdad. El razonamiento es obvio cuando lo descubres: si no estás dentro, nunca disfrutarás de las subidas generalizadas. Subirse al carro de las ganancias cuando el tren está en marcha puede deparar la sorpresa de que ya haya llegado a la estación, a la última parada. Recalcan los expertos que los tramos finales de las tendencias alcistas, según los promedios históricos, son de traca…»

«Ya lo vimos en los momentos previos a las diferentes caídas en picado que han sufrido los mercados desde principios del siglo pasado. Muchos clientes me dicen que llevan más de un año en liquidez y que si merece la pena invertir en el último tramo ¿Merece la pena? ¿Y cómo sabemos que es el último tramo? Otros no saben si entrar ahora. Aquellos, presa del pánico y del apocalipsis, que anuncian los de siempre se plantean salir del mercado ¿Qué hacer?», me dice el analista jefe de un banco privado, que me envía el siguiente enlace acerca del fin de ciclo del que tanto se habla:

En el caso de Estados Unidos, donde se considera que el ciclo está muy maduro, la historia demuestra que la renta variable puede generar rentabilidades positivas muy elevadas en el periodo previo a una recesión. Si se analiza la media de rentabilidad del S&P 500 de los meses anteriores y posteriores a un pico de mercado desde 1960 se puede observar hasta qué punto resulta peligroso quitar riesgo a las carteras demasiado pronto. Y es que los retornos generados por las acciones pueden llegar a ser muy suculentos.

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Y otra gran lección: Escribía hace unos meses David Galán @DavidGalanBolsa que «no me enamoro de ninguna acción. Las conservaré el tiempo que haga falta siempre que mi método no me dé venta. Hay una gran cantidad de inversores enamorados de sus acciones que si se desploman están convencidos de que el mercado se equivoca y no saben valorar a su pequeño tesoro. Debe ser compatible ese desapego con la acción, con saber aislarse del ruido y no entrar ni en pánico ni en euforia. Simplemente, dedicarse a seguir las reglas del método previamente establecido, tan fácil de decir y tan difícil de hacer; tanto que me llevo muchos años lograrlo».

Por su parte, Juan Antonio H. es uno de los miles de ahorradores que han invertido en Bolsa. Una historia, nos cuenta, de lo que nunca hay que hacer: «me obsesioné con un valor, que no voy a mentar, porque es como mentar a la bicha, y lo perdía casi todo. Analicé, me informé, pedí consejo y asesoramiento y todo iba en la misma dirección, al desastre. La culpa fue mía. Muy pocos analistas y gestores se atreven a llevarte la contraria, como si se tratara de un código no escrito, pero que la mayoría obedece. La obsesión por un valor me llevó a la ruina. Meses después encontré la solución a esta práctica perversa, sin embargo, ya era tarde. La traigo a colación para que ni yo ni los inversores en Bolsa caigan en la ciénaga o, como tantas otras veces sucede, en ese panal de rica miel al que mil moscas acudieron y ya saben lo que sucedió…»

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