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Lula asume como presidente en Brasil, critica amenazas antidemocráticas de Bolsonaro


FOTO DE ARCHIVO. El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, asiste a la presentación de los ministros nominados para su gobierno en el edificio del gobierno de transición en Brasilia, Brasil, el 29 de diciembre de 2022. REUTERS/Adriano

 

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Por Anthony Boadle y Gabriel Stargardter

BRASILIA, 1 ene (Reuters) -Luiz Inácio Lula da Silva juró como presidente de Brasil el domingo, emitiendo una dura acusación contra el exlíder de extrema derecha Jair Bolsonaro y prometiendo un cambio de rumbo drástico para rescatar a una nación asolada por el hambre, la pobreza y el racismo.

En un discurso ante el Congreso después de tomar oficialmente las riendas del país más grande de América Latina, el izquierdista dijo que la democracia fue la verdadera ganadora de la elección presidencial de octubre, cuando venció a Bolsonaro en la votación más tensa en una generación.

Bolsonaro, quien viajó a Estados Unidos el viernes después de negarse a reconocer la derrota, hizo temblar la joven democracia brasileña con afirmaciones infundadas de debilidades electorales que dieron origen a un violento movimiento de negadores de las elecciones.

«La democracia fue la gran vencedora, superando… las más violentas amenazas a la libertad de voto y la más abyecta campaña de mentiras y odio conspirada para manipular y avergonzar al electorado», dijo Lula a los legisladores.

Lula, quien estuvo preso durante la toma de posesión de Bolsonaro en 2019 por condenas por corrupción que luego fueron anuladas, lanzó una amenaza velada a su predecesor.

Aunque el viaje de Bolsonaro a Florida lo aísla de cualquier peligro legal inmediato en Brasil, ahora enfrenta crecientes riesgos legales por su retórica antidemocrática y su manejo de la pandemia ahora que ya no tiene inmunidad presidencial.

«No tenemos ningún espíritu de venganza contra quienes intentaron subyugar a la nación a sus designios personales e ideológicos, pero garantizaremos el estado de derecho», aseveró Lula, sin mencionar a su predecesor por el nombre. «Quien erró responderá por sus errores».

También acusó al gobierno de Bolsonaro de cometer «genocidio» al no responder adecuadamente a la pandemia de COVID-19 que mató a más de 680.000 brasileños.

«Las responsabilidades por este genocidio deben ser investigadas y no deben quedar impunes», agregó.

Los planes de Lula para el gobierno contrastan marcadamente con los cuatro años de Bolsonaro en el cargo, que se caracterizaron por un retroceso en las protecciones ambientales en la selva amazónica, leyes de armas más flexibles y protecciones más débiles para los pueblos indígenas y las minorías.

En sus primeras decisiones como presidente, Lula restauró la autoridad de la agencia gubernamental de protección ambiental Ibama para combatir la deforestación ilegal, que había sido diluida por Bolsonaro, y revocó una medida que fomentaba la minería ilegal en tierras indígenas protegidas.

También descongeló el fondo amazónico de 1.000 millones de dólares financiado por Noruega y Alemania para respaldar proyectos de sostenibilidad, reforzando su compromiso de poner fin a la deforestación en la Amazonía, que alcanzó su punto más alto en 15 años bajo Bolsonaro.

La administración del presidente estadounidense Joe Biden, que tenía poco en común con Bolsonaro y estaba irritada por sus mediocres políticas ambientales, deseó éxito a Lula y a su vicepresidente, Geraldo Alckmin.

«Esperamos continuar la sólida asociación entre EEUU-Brasil en comercio, seguridad, sostenibilidad, innovación e inclusión», tuiteó el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. «Por un futuro brillante para nuestros países y el mundo».

Lula también revocó las políticas de armas más laxas de Bolsonaro, que habían provocado un fuerte aumento en la posesión de armas. «Brasil no quiere más armas, quiere paz y seguridad para su pueblo», dijo.

BANDA PRESIDENCIAL

Después del juramento, Lula se dirigió en un Rolls-Royce (LON:RR) descapotable hasta el palacio Planalto, donde subió por la rampa con su esposa y un grupo diverso que incluía al jefe Raoni Metuktire de la tribu Kayapó, un joven negro y un hombre discapacitado.

Luego, Aline Sousa, una recolectora de basura negra, le entregó a Lula la banda presidencial, un acto enormemente simbólico en Brasil que Bolsonaro había dicho repetidamente que nunca haría.

Decenas de miles de personas que se habían reunido para celebrar en la explanada de Brasilia vitorearon mientras Lula se secaba las lágrimas.

En un discurso posterior, se comprometió a unir al país polarizado y gobernar para todos los brasileños. «No hay dos Brasil», dijo Lula. «Somos un país, una gran nación».

Lula afirmó que sería fiscalmente prudente, pero dejó en claro que su enfoque principal sería acabar con el hambre y reducir la desenfrenada desigualdad. También dijo que su objetivo es mejorar los derechos de las mujeres y atacar el racismo y el legado de esclavitud de Brasil.

Aseguró que aquello será el sello distintivo de su gobierno.

Los aliados dijeron que la nueva conciencia social de Lula fue el resultado de sus 580 días en prisión, informó Reuters el domingo.

FUERTE SEGURIDAD

La toma de posesión de Lula se llevó a cabo en medio de una mayor seguridad.

Algunos de los partidarios de Bolsonaro han asegurado que las elecciones fueron robadas y pidieron un golpe militar para evitar que Lula regresara al poder en un clima de vandalismo y violencia.

En Nochebuena, un simpatizante fue detenido por fabricar una bomba que fue descubierta en un camión cargado de combustible de aviación en la entrada del aeropuerto de Brasilia, y confesó que buscaba sembrar el caos para provocar una intervención militar.

Bolsonaro ha visto evaporarse su apoyo entre muchos exaliados debido a las manifestaciones antidemocráticas.

El sábado por la noche, el entonces presidente interino Hamilton Mourao, quien fue vicepresidente de Bolsonaro, criticó a su exjefe por permitir que prosperara el sentimiento antidemocrático después de su derrota en las urnas en octubre.

«Líderes que debían tranquilizar y unir a la nación… permitieron que el silencio o el protagonismo inoportuno y deletéreo crearan una atmósfera de caos y desintegración social», dijo Mourao en un discurso.

La victoria electoral de Lula marcó un sorprendente regreso político, ganando un tercer mandato presidencial -algo sin precedentes- después de una pausa que lo vio pasar un año y medio preso.

En sus años anteriores como presidente de 2003 a 2010, el exlíder sindical sacó a millones de brasileños de la pobreza durante un auge de las materias primas que impulsó la economía.

Ahora, enfrenta el abrumador desafío de mejorar la economía estancada de Brasil y al mismo tiempo unir a un país que se ha polarizado dolorosamente bajo Bolsonaro.

«Se espera mucho de Lula. Tendrá la difícil misión de restaurar la normalidad y la previsibilidad en Brasil y, sobre todo, entregar rápidamente resultados que mejoren la calidad de vida de sus habitantes», dijo Creomar de Souza, director de la consultoría Dharma Political Risk en Brasilia.

(Reporte de María Carolina Marcello, Ricardo Brito, Lissandra Paraguassu, Anthony Boadle y Fernando Cardoso; Editado en Español por Manuel Farías)

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