Coronavirus

Pese a las colas en los crematorios, China no comunica nuevas muertes de COVID


FOTO DE ARCHIVO: Un trabajador con traje protector retira un cono frente a un coche fúnebre en el exterior de una funeraria, en pleno brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Pekín, China, el 17 de diciembre de 2022. REUTERS/Alessandro Divig

Por Thomas Peter y Alessandro Diviggiano

Pekín, 21 dic (Reuters) — Decenas de automóviles de funerarias hacían cola ante un crematorio de Pekín el miércoles, a pesar de que China no informó de nuevas muertes por COVID-19 en su creciente brote, lo que provocó críticas a las cifras oficiales del virus, mientras la capital se prepara para un aumento de los casos

A raíz de las protestas generalizadas, el país de 1.400 millones de habitantes comenzó este mes a desmantelar su impopular régimen de «cero COVID», consistente en confinamientos y pruebas que habían mantenido el virus bajo control durante tres años, aunque con un gran coste económico y psicológico.

El brusco giro ha pillado desprevenido a un frágil sistema sanitario, y los hospitales se esfuerzan por conseguir camas y sangre, las farmacias piden más medicamentos y las autoridades se apresuran a construir clínicas especiales. Los expertos predicen que China podría enfrentarse a más de un millón de muertes por COVID el próximo año.

En un crematorio del distrito de Tongzhou, en Pekín, un testigo de Reuters vio una cola de unos 40 automóviles fúnebres esperando para entrar mientras el aparcamiento estaba lleno.

En el interior, familiares y amigos, muchos de ellos vestidos con ropas blancas tradicionales y diademas de luto, se reunieron en torno a unos 20 ataúdes a la espera de ser incinerados. El personal llevaba trajes protectores y salía humo de cinco de los 15 hornos.

Había una fuerte presencia policial fuera del crematorio.

Reuters no pudo verificar si las muertes habían sido causadas por COVID.

Algunos residentes de Pekín tienen que esperar días para incinerar a sus familiares o pagar elevadas tarifas para asegurarse un servicio más rápido, según explicaron trabajadores de funerarias.

Un trabajador de una funeraria de Pekín publicó en las redes sociales una oferta de «preparación rápida de automóviles fúnebres, sin colas para la incineración» por una tarifa de 26.000 yuanes (3.730 dólares).

Reuters no pudo verificar la oferta.

«MENTALIDAD 2020»

China utiliza una definición estricta para calificar las muertes por COVID y no informó de ninguna nueva víctima mortal el martes, incluso eliminando una de su recuento global desde que comenzó la pandemia, que ahora es de 5.241, una cifra muy pequeña en comparación con las de muchos países mucho menos poblados.

La Comisión Nacional de Salud (CNS) declaró el martes que solo se clasifican como muertes por COVID los fallecimientos causados por neumonía e insuficiencia respiratoria en pacientes que tenían el virus.

Benjamin Mazer, profesor adjunto de patología de la Universidad Johns Hopkins, afirmó que esa clasificación pasaría por alto «muchos casos», sobre todo porque las personas vacunadas, incluso con vacunas chinas, tienen menos probabilidades de morir de neumonía.

Los coágulos de sangre, los problemas cardiacos y la sepsis —una respuesta extrema del organismo a la infección— han causado innumerables muertes entre los pacientes de COVID en todo el mundo.

«No tiene sentido aplicar esta especie de mentalidad de marzo de 2020 según la cual solo la neumonía por COVID puede matarte», afirma Mazer.

«Hay todo tipo de complicaciones médicas».

ACTUAR CON RAPIDEZ

La cifra de muertos podría aumentar considerablemente en un futuro próximo. El periódico estatal Global Times recoge citas de un experto chino en enfermedades respiratorias que predice un repunte de casos graves en Pekín en las próximas semanas.

«Debemos actuar con rapidez y preparar las clínicas de fiebre y los recursos de emergencia y tratamiento grave», declaró al periódico Wang Guangfa, especialista en enfermedades respiratorias del Primer Hospital de la Universidad de Pekín.

Wang prevé que la ola de COVID alcance su punto álgido a finales de enero, y que la vida vuelva a la normalidad a finales de febrero o principios de marzo.

La CNS también restó importancia a la preocupación internacional por la posibilidad de mutaciones del virus, afirmando que la probabilidad de nuevas cepas más patógenas era baja.

Paul Tambyah, presidente de la Sociedad de Microbiología Clínica e Infecciones de Asia y el Pacífico, apoyó esta opinión.

«No creo que sea una amenaza para el mundo», afirmó. «Lo más probable es que el virus se comporte como cualquier otro virus humano y se adapte al entorno en el que circula haciéndose más transmisible y menos virulento».

Varios científicos destacados y asesores de la Organización Mundial de la Salud declararon a Reuters que la oleada potencialmente devastadora que se avecina en China significa que quizá sea demasiado pronto para declarar el fin de la emergencia pandémica mundial.

TRABAJADORES ENFERMOS

Algunos altos cargos estadounidenses y europeos se han ofrecido para ayudar a mitigar una crisis que temen que perjudique a la economía mundial y altere las cadenas de suministro.

Desde el epicentro en el norte de China, las infecciones se están extendiendo a los nodos de fabricación, incluido el delta del río Yangtsé, cerca de Shanghái, perturbando los niveles disponibles de mano de obra.

Las empresas minoristas y de servicios financieros se han visto muy afectadas por la escasez de personal, y las fábricas no se quedan atrás, según organismos industriales.

El personal de las instituciones o empresas del Partido Comunista y del Gobierno en la ciudad suroccidental de Chongqing que presenten síntomas leves de COVID pueden ir a trabajar si llevan una mascarilla, informó el diario estatal China Daily.

Otros medios de comunicación informaron de decisiones similares en otras ciudades.

China sigue en gran medida aislada del mundo exterior debido a las restricciones impuestas por el COVID a los viajes internacionales, pero hay indicios de que estas normas también se están suavizando.

Chelsea Xiang, de 35 años, dijo que solo tuvo que pasar dos días en cuarentena en la ciudad suroccidental de Chengdu tras regresar de Hong Kong el domingo, en lugar de los cinco días mínimos exigidos oficialmente.

«Siento que he recuperado mis derechos humanos», declaró Xiang.

(Reporte de Thomas Peter, Alessandro Diviggiano, Albee Zhang, Bernard Orr, Martin Pollard, Eduardo Baptista, Joe Cash y Ryan Woo en Pekín, Casey Hall en Shanghái, Julie Steenhuysen en Chicago y Chen Lin en Singapur; Redacción de Marius Zaharia; editado en español por Tomás Cobos)

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