Bonos

La próxima burbuja que podría explotar

Claramente nadie puede asegurarlo con exactitud. Pero de lo que sí estoy seguro es que es el tema de mayor debate entre los profesionales que nos dedicamos a las inversiones en este momento.

Cada uno tiene su propia opinión y, por supuesto, yo tengo la mía. Mi sensación es que la inflación irá cediendo gradualmente a medida que la economía global profundice la desaceleración y la política monetaria contractiva haga su trabajo. No será un camino lineal y acelerado a la baja, pero desde mi óptica no habrá un descarrilamiento total de las expectativas en torno a los precios.

Por este motivo, hay que tener mucho cuidado con los precios de los commodities y las economías emergentes, ya que creo que esta vez NO va a ser distinto a otras crisis económicas.

Podemos hablar por mucho tiempo de esto, pero me estaría sacando de foco del real motivo de esta columna. Hoy quiero referirme al gran endeudamiento global que dejó la pandemia al descubierto y que, hacia adelante, genera un equilibrio inestable con la suba de las tasas de interés globales.

Con una gran vocación de combatir la inflación, los bancos centrales del mundo están poniendo un pie en el acelerador en lo que respecta a subir el costo del dinero y retirar liquidez. Con la Reserva Federal como entidad líder de este combate, los bonos de todos los países del mundo han tenido un terrible comienzo de año.

¿Oportunidad de compra o lo peor está por venir?

¡Cuidado! No todo es lo mismo

Es cierto que para los que pensamos que la inflación global no se va a descontrolar y habrá una convergencia hacia niveles de 4% anual para fin de 2023, la renta fija comienza a presentar oportunidades para el portafolio.

El gran selloff de bonos en estos primeros 6 meses del año ha permitido eliminar una peligrosa burbuja que teníamos por delante: en tan solo un año y medio, el stock de deuda mundial de bonos que rendían negativo en términos nominales pasó de USD 16 billones a tan solo USD 1,5 billones.

Pero todavía el mercado de deuda global luce peligroso desde el punto de vista de la sustentabilidad.

En el ámbito corporativo, no todo es lo mismo. Hay empresa con rating grado de inversión () cuyos bonos comienzan a mostrar tasas de retorno anuales por encima del 5%. Esto era totalmente imprevisto hace un año atrás. Es ahí donde estoy viendo las primeras oportunidades. En lo respectivo a empresas que que no poseen dicha calificación, sería prudente.

En paralelo, en el ámbito soberano, la deuda es claramente un motivo de preocupación. En los países desarrollados, hay importantes señales de alarma en Europa, que podría enfrentar nuevamente presiones del tipo Crisis de Deuda de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y Spain) que ya se observó en 2011.

Estas relaciones de Deuda / PBI son la principal razón por la que el Banco Central Europeo todavía no se anima a aplicar una política monetaria contractiva. Y el gran riesgo de esto es que el mercado está perdiendo la paciencia.

Pero no son solo estos países europeos los que deben lidiar con un endeudamiento que se vuelve muy cuesta arriba. Los países emergentes también están bajo observación. Y en Latinoamérica muchos países pueden verse seriamente comprometidos si la inflación desbocada lleva a una suba más drástica de las tasas de interés. En ese caso, Estados Unidos puede actuar como una aspiradora mundial de crédito y llevar a una nueva crisis de deuda similar a la de los ’80.

No es mi escenario base, pero no lo podemos descartar. Ni tampoco debemos dejar de monitorear esos ratios de endeudamiento.

Si bien es cierto que el selloff de bonos globales ha permitido volver a considerar a la renta fija para portafolios de largo plazo, lo cual es una buena noticia, no todo es lo mismo.

En caso de una situación de estrés financiero en el límite, con desanclaje de expectativas, podríamos ser testigos de una nueva burbuja explotando y que deje muchos países al borde del default. Así como se pide buscar valor dentro del mundo corporativo, distinguiendo los buenos de los malos créditos, lo mismo debe hacerse con la deuda soberana. Países con cuentas fiscales sanas, buen track record en cumplimiento y sentido común en su pragmatismo económico, podrán surfear mucho mejor la situación hacia adelante.

Si todo va dentro de los carriles «normales», las tasas de interés deberían permanecer por debajo de una inflación descendiente por un tiempo prolongado, de manera tal de ir licuando los pasivos de forma ordenada. En caso contrario, no podemos descartar momentos de mayor estrés financiero global.

Y se verá allí, entonces, como dice el dicho, quien estaba nadando desnudo cuando baje la marea.
Aprendiendo en los mercados,
Diego Martínez Burzaco

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